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"El Brujo" Rosell, legendario con brazo y bat

Brilló en la LMB en la década de los treinta con el Agrario; y en 1946, ya como coach, cumplió una hazaña
January 12, 2015

En los años treinta, Basilio "Brujo" Rosell fue un pitcher de leyenda, al llevar al campeonato al equipo Agrario en 1936 y tuvo grandes jornadas con el famoso "Aztecas" de Homobono Márquez, que era uno de los llamados "pick team" que solo jugaban series internacionales los fines de semana en el Parque Delta y armaba grandes trabucos. Todavía en 1937, fue Rosell campeón de ponches al lanzar con el equipo del Agrario con 71 y el mejor en juegos ganados con 11. Ese fue el primer año que se llevaron estadísticas en la Liga Mexicana de Beisbol.

Al retirarse por lesiones en el brazo, Rosell siguió en el beisbol, sobre todo como coach de los Diablos Rojos del México. Y allí estaba precisamente cuando el viernes 28 de junio de 1946 se hizo nuevamente un nombre de leyenda cuando le conectó un doblete nunca esperado al gran pitcher zurdo Max Lanier, que había venido de las Ligas Mayores y que jugaba con Cardenales de San Luis cuando lo trajo Jorge Pasquel para sus Azules del Veracruz. Lanier dejó Estados Unidos con récord de 6-0 con los "Pájaros Rojos" y en la Liga Mexicana se mantenía invicto aquella tarde en el Delta cuando jugaron Azules y Rojos. Y el viernes 28 de junio del citado año iba a ser el día del milagro. Ese año fue Lanier el pitcher campeón de la Liga Mexicana con 1.93 de efectividad, terminando con récord de 8-3.

Tuvimos un gran juego que Azules ganaba 3-2 al momento de llegar la novena entrada alta, con el derecho americano Harry Feldman lanzando por Veracruz, a tres outs de la victoria. Fred Martin había lanzado muy bien para los Rojos pero estaba perdiendo cuando el cátcher Carlos Colás, el receptor más rápido que ha pasado por la Liga Mexicana, recibió pasaporte y el manager Ernesto Carmona ordenó el toque de sacrificio para poner hombre en segunda, cosa que hizo en forma perfecta Manuel Arroyo.

Fue entonces que el manager y catcher de los Azules, Mickey Owen, fue a la lomita y pidió que viniera del bullpen el zurdo Lanier, ya que quería asegurar el partido. A continuación, tuvo Carmona tuvo la máxima genialidad de todas sus genialidades. Le tocaba batear al jovencito cubano Leonel Aldama, curiosamente sobrino del "Brujo" Rosell, que todavía no era confiable con el bat y llegando a la caseta, Carmona buscó un posible emergente y le dio orden al "Brujo" Rosell de tomar un bat y ponerse de emergente. Basilio no lo podía creer y Carmona le dijo: "¿Qué, tienes miedo?".

Rosell estaba sorprendido ya que se había retirado y estaba solo como coach en el equipo, pero Carmona recordaba, y muy bien, ya que fue un jugador contrario, que en la década de los treinta el "Brujo" no sólo era un gran pitcher sino también un muy buen bateador.

Rosell agarró el bat y cuando llegó a home el cátcher Mickey Owen lo recibió diciendo en inglés: "Tu ya estás muy viejo para venir aquí". Pero el ampayer principal indicó que siguiera el juego.

Lanier lo recibió con dos rectas que Rosell las vio pasar para dos strikes. Luego una bola y entonces, lo inesperado. Rosell platicó más tarde que Carlos Colás desde segunda le indicó con una seña que iban a tirarle curva. Además recordó que su manager en Cuba algunas veces, Adolfo Luque, le había comentado que algunos pitchers cuando van a tirar curva se les alcanza a ver los nudillos de la mano sobre la manopla. Y eso es lo que vio Rosell en Lanier para estar seguro que vendría con una curva. Se preparó para la curva y él lo contó así:

"Si me hubiera tirado la velocidad seguramente me habría ponchado ya que yo no vi los dos strikes anteriores. Pero al estar preparado para la curva estaba esperando y bien fincado. La curva se le quedó alta y alcancé a dar la línea por el jardín izquierdo que fue doblete y carrera empujada para empatar el encuentro."

¡La locura en el Delta! Juego empatado a tres y un coach de 44 años le había puesto el cascabel al gato de angora, al gran Max Lanier. Mandaron un corredor emergente y Rosell fue ovacionado como nunca lo había sido.


FOTO: "El Brujo" Rosell (izq.) y Max Lanier con Agapito Mayor.

Recordando ese momento, Ernesto Carmona me llegó a comentar años después: "Cuando regresaba Rosell a la caseta debió haberme dado la mano en el cajón de coach de tercera para agradecerme el que lo había mandado de emergente. Es como cuando el torero triunfa y saca a los medios al ganadero también. Pero es lógico, ya que ni Rosell podía creer lo que había hecho."

El caso es que Max Lanier se molestó tanto que ponchó seguidos a cinco bateadores, siendo los tres de la décima entrada Ray Dandridge, Roberto Ortiz y Bill Wright. Pero en la entrada 12 los Rojos atacaron a Lanier con base a Dandridge y triple por la banda contraria, el derecho, del jonronero Roberto Ortiz. Fue una línea que Tony Castaño se tiró de cabeza para atraparla de aire, pero la pelota se fue hasta la barda. Ortiz anotó también en elevado productor de Bill Wright.

Los Diablos ganaron ese juego de locura 5-3 con Buck Tanner sacando los tres outs del cierre del noveno.

Finalmente Lanier perdía un juego en 1946 y todo por el doblete empujador inesperado del "Brujo" Rosell. Por varios días, Rosell recibió homenajes y trofeos, siendo elegido el deportista de la semana en un programa por XEW llamado "Casinos Deportivos". Por años y años se recordó aquel momento inolvidable de Rosell conquistando al monstruo Lanier hasta que pasó tanto tiempo que las nuevas generaciones ya no estaban enteradas de aquella hazaña.

Y Rosell no paró allí, ya que después del éxito obtenido, Carmona lo volvió a usar de emergente ese año y también le dio hits a la hora buena a los grandes pitchers mexicanos "Cochihuila" Valenzuela y Daniel Ríos. Por segunda vez en su carrera, Basilio Rosell se convertía en una leyenda de nuestro beisbol, por