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El equipo más poderoso, Ángeles Negros

September 4, 2015

México, D.F. (Tomás Morales) 4 de septiembre.- Al regresar a Puebla en 1985, con el retorno de los Ángeles, don Jaime Pérez Avellá vio con mucho enojo y sorpresa que su equipo no calificó para los playoffs y fue por ello que para la temporada de 1986 decidió cambiarle el nombre a Ángeles Negros de Puebla. ¿Por qué Ángeles Negros?. Me dijo don Jaime que el nuevo nombre se debía a que estaban de luto por no haber calificado en 1985 y por eso se iban a llamar Ángeles Negros. Y procedió a armar un equipo tan fuerte que tiene el récord de mayor bateo colectivo no sólo en la Liga Mexicana, sino en todo el Beisbol Organizado.

Ningún equipo de Ligas Menores, contando todas las décadas, ha podido lograr el promedio de .347 en bateo del club que lograron los Ángeles Negros de Puebla. En los últimos años, ya en el siglo XXI, algunos amenazaron esa marca, pero no terminaron tan alto como aquellos Ángeles Negros que, con Rudy Sandoval de manager, capturaron los tres playoffs para lograr el campeonato. Era el tercero para don Jaime Pérez Avellá, uno con los Ángeles de Puebla, el segundo con Piratas de Campeche y el tercero con los Ángeles Negros de a Angelópolis. Fue 1986 el año en que la Liga Mexicana decidió poner como oficial en la Liga Mexicana a la pelota Comando cinco equis que sin duda era tan voladora como la que utilizaron en Ligas Mayores desde los años noventa. Don Miguel Vela Vélez, el fabricante de la pelota Comando, la anunciaba como la pelota más viva del mundo y por lo que se vio en la campaña de 1986 hay que creer sus palabras.

Puebla terminó en primer lugar del grupo sur con ventaja de 10 juegos sobre Tigres y fue el Super Líder de la temporada con récord de 88-41. En el Norte el líder fue Acereros de Monclova, manejado por Alfredo "Yaqui" Ríos, con ventaja de cuatro juegos y medio sobre Monterrey.

Los récords de bateo cayeron en racimo, con Willie Aikens de los Ángeles Negros, imponiendo la marca de bateo de .454; mientras su paisano Jack Pierce, con los Bravos de León, ganó la carrera de los jonrones con un total de 54. Así como Mark McGwire y Sammy Sosa iban a pelear en 1995 la corona de cuadrangulares en Ligas Mayores, ya con la pelota súper viva también, en la Liga Mexicana de 1986 tuvimos el duelo entre Pierce que dio 54 para romper la marca sagrada de Héctor Espino en la temporada de 1964, con Nick Castañeda de los Tuneros de San Luis Potosí terminando con un gran total de 53, con 147 carreras empujadas y promedio de .412. Fue una carrera espectacular entre Pierce, Castañeda y Aikens, con este último terminando con 46 cuadrangulares. Fue el debut de Aikens en Liga Mexicana de Aikens, quien había sido jonronero de Ligas Mayores con Reales de Kansas City habiendo sido en la Serie Mundial de 1980 el único bateador en la historia de estos clásicos en tener dos juegos con dos cuadrangulares cada uno, también impuso una marca de 154 careras empujadas. Ya un año antes Derek Bryant amenazó la marca de Espino al ser el campeón de jonrones con 41.


FOTO: Don Jaime Pérez Avellá, quien puso a su equipo los Ángeles Negros, por luto, en 1986.

Al ganar la corona con esa gran ofensiva con .347, los Ángeles Negros tuvieron a dos bateadores sobre los .400, ya que el catcher Orlado Sánchez bateó .402 y nueve sobre los .300 de average, siendo los otros con grandes porcentajes el zurdo americano Dave Stockstill con .358, Donald Carter con .355 y campeón robador con 95 para nuevo récord, Guillermo "Tiburón" Rodríguez con .326 y 34 cuadrangulares, el jardinero Miguel Ángel Castelán con .324, el segunda base Jesús González con .316, Hermilo Alonso con .308 y "Zamorita" Hernández con .301. El zurdo Germán Jiménez encabezó a los pitchers con 17 ganados, mientras Octavio Orozco ganó 13, Jaime Orozco 12 y el zurdo Isaac Jiménez, 10.

A la hora de los playoffs los Ángeles Negros dejaron el luto al ganar la primera serie a los Diablos Rojos en seis juegos, a los Tigres en cinco y ya en la final el triunfo fue sobre los Sultanes de Monterrey manejados por Miguel Sotelo en cinco partidos. Miguel Sotelo y Rudy Sandoval habían sido compañeros con los campeones Pericos de Puebla de 1963 con Tony Castaño al timón. La final comenzó en Puebla y terminó en el pequeño parque de Monterrey, Cuauhtémoc-Famosa, mientras construían el monumental Parque de los Sultanes. El pitcher Babo Castillo, el que le enseñó a tirar el lanzamiento del tirabuzón a Fernando Valenzuela cuando fueron compañeros en los Dodgers, era el estrella en el pitcheo sultán.