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El nacimiento del Parque Delta

Historia de la construcción del Parque Delta y la vida deportiva de Manuel Núñez Fernández en la Compañía de Luz y Fuerza
October 23, 2015

México, D.F. (Mauricio Núñez Castillo / Gabriel Medina) 23 de octubre.- La historia inédita que a continuación se narra empezó a conformarse como resultado de algunos hechos que se ligaron tras la muerte del hermano mayor del Ing. Mauricio Núñez Castillo, acaecida en el año de 2014.

Aquí el relato del Ing. Núñez Castillo:

Mi hermano era 16 años mayor que yo y viví cerca de él en la última etapa de su vida, cuando murió me designó su heredero, incluyendo una biblioteca, muchos discos de todo tipo de música y un paquete de fotos, documentos y recortes de periódicos escritos en la columna deportiva de Fray Nano, fundador y cronista decano del periódico La Afición y muy reconocido en la actualidad, ya que el parque de beisbol donde juegan los Diablos Rojos del México lleva su nombre.

Todo este material me ayudó a clasificarlo mi hermana Ofelia, nacida en 1930 y dos años menor que mi hermano Adrián.

Cuando vimos que esta información, complementada con fotos inéditas, la podíamos conformar con muchos relatos que nuestro padre nos hizo en vida, me animé a investigar los hechos que existieron en los medios alusivos al respecto, en ninguno se menciona la labor de mi padre y casi todos se refieren al nacimiento de la Liga Mexicana de Beisbol en 1925.

Por esta razón, quisiera empezar narrando el origen de mi padre y después los hechos históricos deportivos del Parque Delta.

Mi padre llevó en vida el nombre de Manuel Núñez Fernández, nació el 7 de marzo de 1890 y fue el quinto de una familia de 24 hermanas y hermanos.

Su padre, de nombre Adrián, nació en San Miguel de Allende, Guanajuato y les contaba que algunos Núñez fueron patriotas insurgentes y se les recordaba con una calle que lleva su apellido.

Su madre, de nombre Leonor Fernández, nació en Sombrerete, Zacatecas y se crió en Fresnillo, siempre vivió con orgullo su calidad de descendiente directa de Guadalupe Victoria, primer Presidente Constitucional de México, cuyo verdadero nombre era Félix Fernández.

Una vez casados, se fueron a vivir al Distrito Federal, donde formaron su familia en los últimos años del Siglo XIX.

Narra mi padre que, de todos sus hermanos, al que más recordaba era al cadete del Colegio Militar, quien se graduó con todos los honores como el primer lugar de su generación, obteniendo el grado de Teniente.

Muy joven, mi padre inició sus estudios de ingeniería eléctrica en el Palacio de Minería, ubicado frente a la estatua del caballito de Carlos IV.

Siendo estudiante ingresó a trabajar a la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza S.A. en el Departamento de Distribución, haciendo amistad con Luis R. Ochoa, que años más tarde fue el primer Secretario del Sindicato de Trabajadores de la Compañía de Luz. En 1911, ya con tres años de laborar y gracias al dominio del inglés, enviaron a mi padre a Nueva York para revisar algunos equipos y materiales que habían adquirido.

En su tiempo libre asistía a los juegos de beisbol, deporte que desde niño adoraba, asimismo acudió a exposiciones de Tomás Alba Edison y Nikola Tesla, sobre avances e inventos relacionados con la electricidad.

Después de visitar otras ciudades de Estados Unidos regresó a México con la visión y el deseo de formar un equipo de beisbol con los trabajadores de la Compañía de Luz.

Con su carácter abierto y entusiasta, fue seguido por bastantes jugadores-trabajadores que, después de cumplir su jornada laboral, practicaban el beisbol, donde él era manager y jugador, y así transcurrieron los primeros años.

Después, ya como manager solamente, otros trabajadores le pidieron que organizara otros deportes y se incluyó el futbol, gimnasia, tenis y frontenis, cada vez mejor organizados. Él fue nombrado Jefe de Deportes de la Compañía de Luz, afiliándose a diversas ligas que ya existían.

A mis hermanos mayores les relataba años más tarde anécdotas y sucesos deportivos que recordaba con mucho cariño, de las cuales les contaré dos que nos muestran cómo era el ambiente deportivo y cómo se comportaba él como dirigente ante las diversas circunstancias:

En la población del Oro, ubicada entre Tlalpujahua y Atlacomulco, Estado de México, hay una región minera donde extraen oro y plata.

Una de las compañías mineras, conocida como '2 Estrellas', era administrada por capital estadounidense y destacaba porque habían formado un trabuco de equipo de beisbol, conformado por algunos jugadores que habían traído de Estados Unidos y los mejores mexicanos que seleccionaban entre sus trabajadores, tenían un bello parque de beisbol y acostumbraban a invitar equipos de la capital, jugando siempre en casa.

Un día invitaron a jugar al Luz y Fuerza, cubriéndoles la mayoría de sus gastos y transportación por la compañía. Cuando el equipo llegó a la estación de F.C., una pequeña comitiva los recibió llevándolos a su hotel, al llegar ya entrada la tarde, les dijeron que ni desempacaran porque habían preparado una cena en su honor y ya los estaban esperando en un bonito salón.

Los mineros, sus esposas y los funcionarios de la mina '2 Estrellas' fueron atendidos espléndidamente, sobretodo en los brindis que fueron abundantes y en un ambiente cálido, donde la música destacaba.

Transcurrido un tiempo, mi padre se percató que algunos de sus jugadores apenas y podían sostenerse, por lo que de inmediato dio las gracias y despidiéndose los llevó al hotel, varios de ellos ayudados por los mismos mineros, quienes los subieron cargados a sus habitaciones.

El juego se efectuó al mediodía en un domingo espléndido y caluroso, sus jugadores tenían mucha sed, un gran dolor de cabeza y veían dos pelotas, al final, perdieron el juego por paliza sin anotar carrera, ante la felicidad de los mineros que comentaban estar invictos desde hacía tres años.

Los llevaron a la estación del F.C. dándoles regalos y despidiéndolos con mucha cordialidad.

Muchos meses después volvieron a recibir una invitación para jugar en un fin de semana en el Oro.

Mi padre intercambió miradas con sus coaches y aceptó de inmediato regresar a jugar con ellos. Les pidió a sus amigos y jugadores que invitaran como porra a los trabajadores que más les gustara la copa y las tertulias.

Llegaron al Oro en condiciones muy similares a la primera vez, pero ya en el hotel, le pidió a los anfitriones que los esperaran un momento en la administración.

Ordenó que sus jugadores se durmieran a las 9:00PM, después de cenar y ahora sí, se llevó a la porra brava en calidad de jugadores, destacando dos bigotones muy simpáticos, los cuales esa noche fueron su pitcher y catcher estrellas, última adquisición del equipo, los cuales, al final de la fiesta, terminaron dormidos debajo de una mesa y transportados en carritos de maletas hasta el hotel.

Al día siguiente los 'gringos', sorprendidos preguntaban por ellos, contestándoles que no los pudieron despertar, dejándolos dormir 'la monta' en compañía de otros jugadores, además les dijo: "traigo a estos suplentes, a ver qué podemos hacer y trataremos de cumplir con el compromiso".

El Luz y Fuerza era un equipo fuerte, bien armado, tenía algunos jugadores seleccionados y algún jonronero.

Para la séptima entrada ya iban ganando 9-1 ante la desesperación de los mineros que veían rota su racha de invictos, no soportando perder, empezaron a apedrear al Luz y Fuerza y a los umpires, los cuales dieron por terminado el juego y salieron corriendo del parque en compañía de mi padre y sus jugadores, no parando hasta llegar al hotel, donde muertos de risa esperaron a sus anfitriones…, nadie llegó, ni los llevaron a la estación, ni les dieron sus boletos de regreso…, ni los volvieron a invitar jamás. Así se vivía el deporte en aquellos tiempos.

Otro episodio de grata memoria para él, fue cuando el Club España los invitó a formar un equipo para participar en la lucha del cable, deporte que habían traído los españoles y difundido entre los clubes deportivos: Bomberos, Tránsito, la Policía y algunas dependencias del gobierno.

La lucha consistía en que dos equipos formados por 6, 8 o 10 hombres forzudos tiraban del cable en sentido contrario uno de otro, con una marca al centro y dos postes. Después de medir fuerzas, cada equipo con su estrategia, iba desgastando a su oponente hasta que un equipo dominaba al otro y lo arrastraba.

Al cruzar la marca el segundo miembro del equipo que cedía, la competencia terminaba a la señal del árbitro, que determinaba al equipo triunfador y la lucha cesaba.

Asistiendo mi padre y algunos compañeros a un torneo, para conocer las reglas y detalles de la competencia, procedieron a formar su equipo.

Se fueron directamente a las cuadrillas de trabajadores que jalaban los cables subterráneos, líneas aéreas, así como postes y torres de transmisión. Ya se imaginarán que seleccionaron a los más fuertes y formaron varios equipos dirigidos cada uno por un sobrestante, líder que por medio de señas les ordenaba cómo sincronizar sus esfuerzos para que la maniobra fuera perfecta.

El secretario del sindicato, Luis R. Ochoa solicitó ser el entrenador y responsable del equipo seleccionado, llegando con puntualidad el día señalado para la competencia de la Covadonga.

Todos los equipos compitieron entre sí y se fueron eliminando, los dos que llegaron a la final fueron: el Club España y nada menos que el Luz y Fuerza.

Los españoles habían fanfarroneado a lo largo de la competencia, detalle que motivaba más a ganar a los trabajadores de la Compañía de Luz.

Cuando inició la final, a una señal y todos como uno, jalaron con su máximo esfuerzo a los españoles, arrastrando al equipo completo ante el asombro de todos, uno de los directivos del Club España, que estaba colorado del coraje, exclamó: "¡Pero cómo no nos van a ganar estos tíos, si están todo el día jalando cables y postes!". En esa época el deporte era sano, ingenuo, un hermoso pasatiempo.


FOTO: El Parque Delta, con sus gradas de madera, inaugurado por gestiones de Manuel Núñez.

A continuación transcribo algunos hechos que Fray Nano cita en su columna del 26 de octubre de 1938 y otra de fecha similar:

"El Parque Delta se hizo principalmente por las gestiones de un gran deportista de nombre Manuel Núñez, que fue uno de los iniciadores del deporte entre los trabajadores de la Compañía de Luz y el cual floreció enormemente durante algún tiempo, habiendo decrecido desde la disolución del Club Necaxa".

El Parque Delta se inauguró en 1925, pero agregaré los detalles que directamente nos narró mi padre:

El beisbol en 1915 se jugaba en 1ª y 2ª fuerza y existían algunos parques formales y varios que sólo contaban con alguna tribuna pequeña y aparecían y desaparecían por diversas causas.

De los formales destacaba el Parque Unión, ubicado en el centro de la ciudad y el de mayor aforo; el Parque México, ubicado en Santa Julia, que duró poco y fue derruido; el Parque Reforma, que posteriormente se declaró en quiebra.

Por esas fechas se construyó el parque del Franco Inglés, dentro de los terrenos del colegio, ubicado en la colonia Huasteca, cerca de la Calzada de la Verónica, era inferior en mucho al Parque Unión, pero fue muy importante porque, gracias a un acuerdo que suscribió Ernesto Carmona con los dueños, en ese parque nació y se fundó la Liga Mexicana de Beisbol, en 1925.

Por el año de 1918, mi padre, ya como jefe de deportes de la Compañía de Luz, había registrado a su equipo en la Liga de 2ª fuerza y jugaban en un pequeño parque ubicado en la colonia Condesa y que no tenía nombre.

Jugaron ahí varios años y cuando en 1923 le avisaron que se iba a cerrar y fraccionar para venderlo en partes, que fue el mismo fin que tuvo el Parque Unión, ya que el terreno había aumentado mucho de precio y para sus propietarios fue mucho mejor negocio venderlo.

Habiendo escasez de parques, mi padre presentó en la oficina de Mr. Frazer, director de la Compañía de Luz (de origen inglés), y exponiéndole el problema le solicitó un terreno donde pudiera jugar el equipo de sus amores, mismo que le fue concedido.

Fray Nano nos dice que ya arreglando el terreno ubicado cerca del pueblo de la Piedad, y que en esa época era "muy lejano", fue invitado este 'fraile' y acompañando a mi padre le dio su punto de vista sobre su orientación para ubicar el home y otros detalles.

La primera tribuna de madera que se colocó fue la misma que usaron en el parquecito de la Condesa y que le cedieron para efectuar los primeros juegos informarles.

Un día llegaron unos trabajadores corriendo para avisar que acababan de retirar los medidores de energía de una plaza de toros, ubicada en Chapultepec, y que cerraba sus puertas, y querían hablar con mi padre para cederle su tribuna techada.

Con el mismo entusiasmo de los trabajadores, mi padres llegó a la plaza y cerró el trato inmediatamente para quedarse con la tribuna.

Convocó a todos los trabajadores de la Compañía de Luz para que le ayudaran a transportar dicha tribuna hasta su parque.

En un fin de semana terminaron de trasportar e instalarla y, ahora sí, se fijó fecha para su inauguración en el mes de junio de 1925.

El juego inaugural lo protagonizaron el Luz y Fuerza contra el equipo de Tranvías, que dirigía Pedro Navarrete, alto empleado de esa compañía, que era fraterna de la Compañía de Luz.

El juego lo ganó el Luz y Fuerza por 1-0, producto del primer jonrón conectado por Carlos Núñez, pitcher y hermano de mi padre. Hay que hacer notar que de ahí en adelante la mayoría de los jonrones iban a dar al Panteón Francés, lo que impedía medir la distancia de los mismos.

Así se desarrolló el beisbol durante los años veinte, ocurriendo otro hecho importante en 1926: en ese año, en una reunión de clubes deportivos, alguien hizo notar que el aniversario de la Revolución Mexicana no se festejaba y se propuso algún evento para recordarlo.

Dicho evento fue una carrera de relevos efectuada en el centro de la Ciudad de México, la cual tuvo buena aceptación. En los años siguientes el evento fue creciendo hasta que se propuso que para 1930 se celebrara un desfile deportivo donde brillaran los contingentes participantes, para motivarlos se decidió premiar con un trofeo al club o secretaría que más se distinguiera tanto por su presentación como por su marcialidad y orden al desfilar.

Nuevamente en el Club Deportivo Necaxa S.C.L. se reunieron muchas personas con mi padre y se diseñó el uniforme blanco con franjas rojas, tanto para hombres como mujeres y practicaron la marcha bajo los compases de la Marcha de Zacatecas.

Ese primer trofeo del desfile fue a parar a las vitrinas ubicadas en la Cerrada de Gante, en el centro de la ciudad, este uniforme dio pauta para el tradicional que usó el Necaxa desde entonces.

En 1928 ocurrió algo que cambió la vida de mi padre, pues una joven concertista de piano, de suaves y largas pestañas, le cantó el tercer strike y se casó con él comenzando a formar su familia, mi familia.

Como final de esta historia, deseo consignar que en 1930 el colegio Franco Inglés decidió destruir su parque de beisbol para construir nuevas instalaciones del colegio, notificándole a Ernesto Carmona que buscara otra sede para su equipo, El México.

De conformidad cerraron los acuerdos con la Compañía de Luz, representada ya por un Consejo Directivo donde estaba mi padre, y con mucha alegría el parque Delta fue sede de la Liga Mexicana de Beisbol, que con el paso de los años lo llamarían la catedral del beisbol en México.