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Un día como hoy; la tragedia de Linares

July 15, 2015

Monterrey, N.L. (Horacio Ibarra) 15 de julio.- Una de las fechas tristes y memorables en la historia del equipo regiomontano es la acontecida el martes 15 de julio de 1952. Ese día, los integrantes de los Sultanes de Monterrey abordaron la unidad para transportarse a una gira más como parte de sus actividades en la Liga Mexicana de verano.

Ellos abordaron el autobús especial de la Línea Transportes Frontera que los conduciría a la ciudad de México, donde iniciarían una serie contra el equipo de Nuevo Laredo.

Luego de esperar algunos minutos a su lanzador estrella Daniel Ríos, quien no pudo llegar a tiempo para iniciar el viaje, los Sultanes partieron con rumbo a la capital donde jugarían en el parque Delta.

Normalmente, esa era una gira más para el ya famoso equipo de beisbol, ganador de tres títulos en los últimas cinco temporadas, pero nadie imaginaba que este viaje iba a ser trágico y que por siempre iba a quedar grabado en la memoria de los aficionados al rey de los deportes.

El encargado del viaje dio la voz de arranque, sin imaginar lo que habría de suceder en las horas siguientes.

Eran aproximadamente las 23:30 horas, cuando la mayoría de los jugadores dormían y a la altura del kilómetro 840 de la carretera México-Laredo, poco después de haber pasado la ciudad de Linares, concretamente en el puente del arroyo "La Lajilla", el autobús de los peloteros fue embestido de frente por un pesado camión cargado con bultos de maíz.

El conductor del inmueble dormitó sobre el volante y el camión se precipitó sobre el autobús donde viajaban los elementos de los Sultanes, causando el accidente que dejó marcado al equipo.

El encontronazo fue trágico y brutal. La sorpresa, el desconcierto y la tristeza invadieron a los integrantes de la novena al darse a conocer la lamentable pérdida de dos elementos del club sultán, Vicente "Corazón" Torres y Adolfo "Chamaco" García, dos jóvenes estrellas de la novena regiomontana.

Vicente "Corazón" Torres contaba con 29 años de edad y era originario de Aguascalientes, mientras que Adolfo "Chamaco" García era de León, Guanajuato, y contaba con 25 calendarios.

La impactante tragedia deportiva enlutó a todo el medio beisbolero del país, dejando también una larga lista de peloteros lesionados.

Entre los golpeados de consideración se encontraban; Alfonso "Gallina" Peña, Carlos Colas, Heberto Blanco y Adolfo "Tribilín" Cabrera. Con heridas importantes pero de menor consideración estaba Pablo García, Raúl Alfonso Cancino, José "Bimbo" Villegas, Rodolfo "Mulo" Alvarado, Pedro Comás, Guillermo Prieto, Francisco Ovando y Rogelio "Chango" González.

El equipo quedó desmadejado y se vio en la necesidad de pedir elementos prestados al resto de los clubes participantes. Los magnates de la Liga Mexicana mostraron su solidaridad, se unificaron y le enviaron elementos a los Sultanes para que estos pudieran seguir participando en el resto de la campaña. Así fue como llegaron varios jugadores y afortunadamente el viernes 25 de julio reaparecieron ante su público en el diamante del parque Cuauhtémoc, después de haberse recuperado de la fuerte colisión en la carretera. Daniel Ríos fue el pitcher abridor en el partido que ganaron al Aguila de Veracruz por dos carreras a una.

La novena regiomontana debutó triunfalmente y los aficionados los vitorearon con cariño y con respeto. El resto de aquella recordada campaña la jugaron con Pedro Comás en la receptoría, Jesús Ramos en la inicial, Ricardo "Chamaco" Garza cedido por el Aguila, en segunda base, Kelo Cruz, cedido por Nuevo Laredo en el short-stop y José Gutiérrez, prestado por el México, en la antesala. En los jardines estuvieron; Humberto Barbón, quien llegó del México, Guillermo "Diablo" Núñez en el central y "Moscón" Jiménez, cedido por Jalisco, se encargó de cubrir el jardín derecho.

Lázaro Salazar volvió a estar al frente del equipo, pero Monterrey tuvo un mal año, ya que el accidente pesó mucho en el ánimo de los jugadores. Incluso, Lázaro se vio en la necesidad de renunciar al club, tomando su lugar Ramón Bragaña, quien se encargó de dirigir el partido escenificado el 16 de agosto. La renuncia de Salazar se debió al desgano de sus jugadores, eso fue lo que argumentó el singular cubano, sin embargo, un día más tarde retornó al club recibiendo el apoyo de la directiva.