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El increíble regreso de los Charros en 1971

Dirigidos por Cananea Reyes, se levantaron de un 0-3 ante los Saraperos de Saltillo
June 25, 2015

México, D.F. (Tomás Morales) 25 de junio.- Solamente se ha visto en una ocasión que el equipo que va perdiendo por tres juegos a cero la Serie Final por el campeonato de la Liga Mexicana haya venido de atrás para ganar cuatro seguidos y ser el monarca. Eso lo hizo el Charros de Jalisco de 1971 en el primer año del entonces joven Cananea Reyes como manager en el circuito de verano.

Fue una serie entre Saraperos de Saltillo, que apenas había llegado a la liga en 1970 como equipo de expansión, por la zona norte y Jalisco, que también milagrosamente ganó la zona sur con sólo medio juego de ventaja sobre los Diablos Rojos. Una derrota del equipo capitalino en Veracruz ante el Águila el último día del rol le dio el título sureño a los Charros, ya entonces una gran organización que había armado el doctor Álvaro Lebrija desde que llegó con el equipo tapatío en 1964.

En 1971 los Charros decidieron que era tiempo para que Cananea Reyes manejara al equipo después de haber estado como timonel en las sucursales y ganando un campeonato con los Charros de San Luis Potosí en la Liga Central.

Y los Charros llegaron de la manera difícil a la Serie Final, ya que en última parte de la campaña la directiva suspendió por indisciplina a los importantes lanzadores Enrique Romo, Cecilio Acosta y Guillermo Raygoza.

A pesar de ello, al abrir la Serie Final en Guadalajara, allí estaban los Charros recibiendo a los Saraperos, pero el equipo de Saltillo manejado por Tomás Herrera tomó gran ventaja de tres juegos a cero al ganar los dos primeros en la perla tapatía y el primero en Saltillo. Parecía que el arroz ya estaba cocinado, aunque entonces vino la suspensión por lluvia en el sábado por la noche y la directiva decidió jugar dos partidos el domingo, el segundo si era necesario, para que los aficionados tuvieran más oportunidad de ver coronarse al Saraperos. Fue allí donde comenzó a levantarse Charros del hoyo donde estaba.

En el juego de día el domingo 15 de agosto fue empatado a dos carreras hasta la octava entrada en que Charros anotó cuatro veces para ganar 6-3. Por Saltillo estuvo su mejor carta, el cubano Andrés Ayón, aunque el ataque fue sobre el relevista de Nicaragua, René Paredes. La primera carrera del desempate entró en un toque que quiso ser de sacrificio y fue hit sobre el primera base que estaba muy cerca, la segunda de caballito, la tercera en una jugada en un toque de "squeeze play" ejecutado por Jame Corella y la cuarta por hit del pitcher ganador, el venezolano zurdo Pablo Torrealba. Así, en ese juego, comenzó la magia de Cananea.

Se hizo necesario el juego por la noche del domingo y nuevamente se llenó el parque Francisco I. Madero para ver el posible juego de la coronación que nunca llegó. Charros ganó este partido 4-2, siendo los abridores Maximino León por Charros, que además bateó un jonrón, y Felipe Leal por Saraperos. El cuadrangular de Maximino fue con uno en base y Jalisco tomó ventaja de 3-0. Saraperos se acercó 3-2 en la quinta y así siguió el juego hasta la novena entrada en que Charros anotó la cuarta carrera con doble de Corella y hit productor de Maximino, quien estaba en su día de días. En el cierre del noveno fue un duelo de estrategia que saboreamos los fanáticos, con Cananea Reyes llamando al zurdo Pablo Torrealba a relevar y mantuvo la ventaja de 4-2.

Ahora tenían que regresar los Saraperos a Guadalajara pero solamente con ventaja de un juego, tres juegos a dos. Todo el mundo podía presagiar que Saltillo estaba metido en un grave problema, ya que les esperaban miles de gargantas a favor de los Charros.

Hubo empujones y mucha gente se quedó sin conseguir boleto para el sexto juego en Guadalajara y eran unos Charros diferentes a los que arrancaron la serie. Cananea me dijo después: "Todo cambió cuando después de perder los tres primeros juegos puse a Jaime Corella de catcher. Me dio una super serie bateando y manejando a los pitchers."

El martes 17 de agosto se reanudó la Serie Final totalmente diferente a las demás en el parque de Guadalajara y los Charros vinieron de atrás ya que iban perdiendo 2-0, para ganar 3-2. Escaso de pitcheo, Cananea utilizó a su relevista Manuel Lugo que le dio un gran juego como abridor y venció a Ramón Arano en la lomita sarapera. Un hit del americano Bill Parlier produjo las dos carreas del empate en la cuarta entrada y un sencillo de Clemente Rosas impulsó la tercera que sería a la postre la del triunfo.

Los aficionados y los Charros festejaron el triunfo en este otro juego de vida o muerte y ahora todo quedaba para el séptimo y decisivo partido. Los Saraperos tenían, sin embargo, a su mejor carta, al cubano Andrés Ayón, para el juego definitivo y de esa manera salvarse de perder una serie que dominaban tres juegos a cero. Pero no fue la noche de Ayón. Por su parte, Cananea abrió con el zurdo Pablo Torrealba. Charros anotó una en la primera entrada y así siguió el juego hasta el cierre de la sexta, con Torealba ya poniendo seis ceros seguidos.


FOTO: El doctor Álvaro Lebrija y Maximino León.

En el cierre de la sexta y con uno en base vino una batalla inolvidable entre Ayón y el americano Bill Parlier. En dos strikes, Ayón le tiró cambio tras cambio de velocidad. Estaba convencido que con ese pitcheo lo iba a dominar. Pero al octavo cambio después de faules y más faules, Parlier le dio de lleno a la pelota y la puso en las gradas derechas para jonrón que aumentó la ventaja a 3-0. La locura en el estadio Tecnológico y todavía añadieron dos carreras más, una con jonrón de Francisco Campos, y otra con sencillo productor de Francisco Menchaca.

En la novena entrada, cerca de la humillación, Saraperos anotó una carrera con jonrón de "Jungla" Salinas y luego llenó la casa con el tremendo Gabriel Lugo al bat, representando el empate y ya con dos outs. Cananea Reyes trajo a Maximino León a relevar a Torrealba y dominó  a Lugo en elevado para el último out del partido y de la serie increíble. La celebración fue en grande. Todavía, a tantos años de distancia, puede parecer un sueño, pero todo fue realidad.

Y vaya si fue un capítulo no solamente milagroso sino con letras de oro. Fue el principio de Cananea Reyes rumbo a la inmortalidad. Como jugador no llegaría al Salón de la Fama, pero como manager llegó y hasta con gasolina de sobra.